A la entrada del Liceo estaba nuestro primer regalo: una gran bandera nos recibió, preámbulo de la más importante celebración y aporte de todos los papás y mamás del establecimiento. Luego vendría un solemne acto de homenaje a estos 200 años de vida independiente. Fueron, entonces, niños y niñas, jóvenes quienes nos entregaron su arte como ofrenda a una historia construida con valentía, heroísmo, sacrificios y alegrías. Fue un momento de encuentro comunitario: apoderados, profesores, asistentes de la educación y alumnos que se unieron en torno a la Patria. ¡Feliz cumpleaños, Chile!
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